Periodo seco de la vaca lechera
Periodo seco de la vaca lechera.
Autor para correspondencia MVZ. Armando Galán Madrigal
La exigencia en las vacas lecheras ha crecido a medida que su potencial genético ha aumentado, cada una de las etapas productivas representa un reto cada vez mayor tanto para las vacas, como para el productor. Una de las etapas más importantes en el ganado lechero es el periodo seco, representa un reto enorme, por todo lo que significa este momento en la vida productiva de la vaca, es el momento en que deja de ser ordeñada, se encuentra en los últimos meses de gestación, se dan muchos cambios en la rutina del animal, muchas veces se reagrupa con otras vacas, hay cambios en su alimentación, entre otras modificaciones que suceden durante esta etapa.
El ciclo de producción de una vaca está compuesto por distintas etapas, una vaca necesita un descanso al final de la lactancia para prepararse para el parto siguiente y recuperarse para su siguiente lactancia, a este descanso se le conoce como periodo seco, inicia con el secado de la vaca, el cual consiste en dejar de ordeñar a la vaca, y comúnmente después del último ordeño se administra una jeringa intramamaria con antibióticos para prevenir el desarrollo de bacterias causantes de mastitis. Es importante tomar algunas consideraciones para hacer un secado correcto, no se deben secar vacas que presenten mastitis clínica, en caso de tener alguno de los cuartos afectados, primeramente, se debe tratar la infección y una vez que se haya recuperado completamente se podrá realizar el secado de manera normal, para esto puede ser de ayuda apoyarse en hacer el test de California para mastitis y de esta forma identificar vacas que requieran un tratamiento previo al secado, también se debe prestar atención a la condición corporal, lo ideal es secar vacas con condición corporal de 3.0 a 3.5, vacas con baja condición corporal se pueden secar antes para ayudarlas en su recuperación, y vacas con condición corporal muy altas, es posible retrasar el secado y restringir su alimentación para corregir su peso. El día del secado se debe establecer de acuerdo con la fecha probable de parto, tratando siempre de que las vacas tengan al menos 45 a 60 días de secado antes de parir, si la duración es menor, no se da el tiempo suficiente para que la glándula mamaria se recupere, lo que puede tener repercusiones en la producción de la siguiente lactancia. Por otro lado, periodos muy largos, mayores a 70 días pueden aumentar la condición corporal, aumentando los riesgos de distocias, o enfermedades metabólicas posteriores al parto.
La administración de la jeringa intramamaria se debe realizar con la mayor higiene posible, después de ordeñar completamente a la vaca se debe desinfectar el pezón, especialmente la zona alrededor del esfínter, esto con la finalidad de no ingresar bacterias a los conductos de la ubre, una vez desinfectado, se deben aplicar las jeringas de secado, de preferencia usando la cánula corta para evitar dañar el canal del pezón y ayudar a que se forme más rápidamente el tapón de queratina que funcionará como barrera física para el ingreso de bacterias, después de aplicar cada jeringa se realiza un masaje ascendente desde la punta del pezón para ayudar en la distribución del antibiótico en la ubre, al final se debe aplicar el sellador para evitar la entrada de bacterias por el esfínter y la vaca se debe mover al corral de vacas secas.
Existen variaciones en los métodos de secado, puede ser de forma abrupta que requiere menor manejo como lo acabamos de revisar, o paulatino, en estos métodos se realizan modificaciones en la alimentación y/o alternancia de ordeños para ir disminuyendo la cantidad de leche producida por la vaca, sin embargo, este tipo de secado requiere mayor atención y manejo para hacerlo de forma correcta. Otra opción es el secado selectivo, en el cual mediante la prueba de california para mastitis se pueden identificar vacas con problemas y solamente dar terapia antibiótica a aquellas que lo requieran, sin embargo, este método requiere de extremar las medidas de higiene durante todo el periodo seco, para evitar la contaminación de la mama.
El periodo seco también es un momento adecuado para vacunar y/o desparasitar a las vacas, la aplicación de vacunas al inicio del periodo seco ayuda a la formación de calostro de calidad, la inmunidad obtenida por la madre mediante la vacunación será transmitida por inmunidad pasiva a la cría, protegiéndola de enfermedades durante los primeros meses de vida.
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La recuperación de la glándula mamaria durante el periodo seco se puede dividir en tres fases que revisaremos a continuación:
Fase involutiva: Promovida por la suspensión definitiva de la ordeña, en esta fase se da la involución del tejido glandular mamario al detener la actividad secretora y la reabsorción de la leche contenida en la ubre, es la fase de secado real y durante la cual el riesgo de que se produzcan infecciones es mayor.
Fase media: Es la fase de verdadero descanso para la ubre, ya que ha finalizado su involución y se mantiene en estado improductivo, el riesgo del establecimiento de nuevas infecciones es mínimo por la presencia del tapón de queratina.
Fase regenerativa: Inicia aproximadamente tres semanas antes del parto con la regeneración de células secretoras para la producción de calostro y leche durante la siguiente lactancia. Se rompe el tapón de queratina aproximadamente 7 días antes del parto, por la acumulación de calostro en la glándula mamaria, aumentando de nueva cuenta el riesgo de nuevas infecciones.
Esta etapa comprende 3 semanas antes y después del parto, tiene un gran impacto en la producción de leche de la siguiente lactancia y el desempeño reproductivo, también funciona como una etapa de adaptación nutricional, por lo cual el contenido de nutrientes en la dieta comienza a modificarse para preparar el sistema digestivo de la vaca a la futura demanda de nutrientes, estas modificaciones también contemplan la prevención de enfermedades metabólicas tales como hipocalcemia, hipomagnesemia, cetosis y acidosis ruminal. Conforme las vacas se acercan al parto, comienza a bajar su consumo de materia seca conduciéndolas a un estado conocido como balance energético negativo, en esta condición se ven obligadas a movilizar la grasa de los tejidos en forma de ácidos grasos libres, los cuales si se acumulan en grandes concentraciones pueden generar problemas metabólicos como la cetosis, desplazamiento de abomaso, inmunosupresión, metritis, hipocalcemia, así como aumentar la cantidad de días abiertos, razón por la cual el manejo nutricional correcto es de suma importancia en la prevención de enfermedades.
Durante el periodo seco la dieta generalmente esta basada en forrajes, después del parto, la dieta se modifica para ser baja en forrajes y alta en granos, el rumen debe modificar la flora bacteriana para adaptarse y aprovechar adecuadamente el alimento que se esta proporcionando, de no haber una correcta adaptación durante el periodo de transición puede llegarse a presentar cuadros de acidosis ruminal.
Las alteraciones en el metabolismo mineral, especialmente el calcio, suele ser la causa de las patologías posparto que se presentan en vacas de alta producción como la hipocalcemia, retención de placenta, desplazamiento de abomaso, para prevenir estos desordenes metabólicos se debe usar un correcto balance en las dietas preparto. Las dietas bajas en calcio se han usado por mucho tiempo, bajo la teoría de que estimula la síntesis de colecalciferol D3 y parathormona estimulando la absorción intestinal de calcio, sin embargo, esta práctica por si sola no da prevención completa, por lo que se han desarrollado otras formas para mantener el optimo balance mineral en las vacas preparto, como el control del pH ruminal mediante sales aniónicas, la administración de vitamina D, entre otras.
La implementación de manejos correctos orientados para la prevención de patologías metabólicas, distocias, y para la correcta restauración de la glándula mamaria favorecen la recuperación de la vaca en el puerperio, mejoran la producción láctea de la siguiente lactancia y tendrán beneficios en los parámetros reproductivos del hato, además de esto, el periodo seco es el momento adecuado para la aplicación de desparasitantes y algunas vacunas, favoreciendo la producción de calostro de calidad rico en inmunoglobulinas que protegerán a las crías durante los primeros meses de vida.
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